jueves, 12 de enero de 2012

El autocontrol genera felicidad

El autodominio genera felicidad: los padres podemos enseñarlo.
Por Ari Rajsbaum

Entre los muchos factores que influyen en el curso que toman nuestras vidas, se ha identificado un rasgo de carácter que tiene un peso enorme para generar éxito en todos los sentidos. Se trata de la capacidad de autodisciplina. En un experimento diseñado en los años 60s, se le ofrecía a niños de cuatro años un bombón y se les daba dos opciones: “te puedes comer el bombón ahora, o puedes esperar quince minutos y, en lugar de uno, recibirás dos”. Lo interesante del experimento es que después de medir la capacidad de espera de cada uno de los niños, se les siguió durante 18 años y encontraron que, aquellos que a los cuatro años pudieron controlar el deseo de satisfacer sus impulsos de forma inmediata eran más exitosos siendo adolescentes o adultos jóvenes. Tenían mejores calificaciones en la escuela, eran más sociables y apreciados, sufrían menos de estrés.

Los resultados de este experimento tan simple, apoyados hasta ahora por una gran cantidad de evidencia, son fáciles de comprender: alguien que puede controlar sus impulsos se podrá detener a pensar antes de agredir a otros o de involucrarse impulsivamente en relaciones peligrosas, podrá generar la disciplina necesaria para estudiar, hacer un deporte o trabajar, se podrá poner objetivos a mediano y largo plazo.

Ciertamente, existen factores genéticos que facilitan el que algunos seamos más o menos impulsivos, pero el autocontrol es también un hábito y los padres tenemos mucho que ver en que nuestros hijos lo adquieran. Se trata simplemente de saber decir que no en los momentos adecuados y de tener nosotros mismos la autodisciplina para mantenernos firmes en las normas que sostenemos.

Ver el video sobre esta investigación en la siguiente entrada (en inglés).



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