Por Ari Rajsbaum
Existen varios factores que
ayudan a controlar el dolor. Uno de ellos es la capacidad de centrar la
atención en alguna otra cosa. Cuando la gente participa en un deporte
competitivo que requiere mucha atención, por ejemplo, durante un juego de
futbol, la mente está centrada en los movimientos del balón y en los demás
jugadores, esto impide que la mente se centre en las sensaciones dolorosas.
En deportes que dejan correr libres los pensamientos, como la natación o las carreras largas,
los pensamientos se pueden centrar en cada una de las sensaciones corporales,
“ya siento un dolorcillo en la rodilla, se me está acelerando mucho la
respiración”. Es bien conocido entre los maratonistas que estos pensamientos
pueden ser sus peores enemigos y por eso
es que escuchar música mientras se corre es tan útil. Por la misma razón
es que en las carreras profesionales no se permite el uso de IPods y aparatos
semejantes.
“ya siento un dolorcillo en la rodilla, se me está acelerando mucho la
respiración”. Es bien conocido entre los maratonistas que estos pensamientos
pueden ser sus peores enemigos y por eso
es que escuchar música mientras se corre es tan útil. Por la misma razón
es que en las carreras profesionales no se permite el uso de IPods y aparatos
semejantes.
Cuando tenía 17 años mi madre me
pidió que la acompañara con un amigo médico. Cuando llegamos le comenté:
-Miguel, ya que estamos aquí, ¿me
podrías decir que es esta bolita que tengo en la mano?
El Dr. Miguel Benbasat, ni tardo
ni perezoso, abrió un mueble y sacó una jeringa de vidrio que a mis ojos se
veía gigantesca, una jeringa como las que yo había visto de niño en el
laboratorio en el que trabajaba mi madre y que habían despertado en mi mente
toda clase de fantasías terroríficas.
veía gigantesca, una jeringa como las que yo había visto de niño en el
laboratorio en el que trabajaba mi madre y que habían despertado en mi mente
toda clase de fantasías terroríficas.
-No te preocupes- dijo el doctor-
en este mismo momento te la quitamos.
-No, no hace falta- dije yo,
temblándome un poco la voz- nada más preguntaba por curiosidad, no te molestes.
-No es ninguna molestia- en un segundo te la quitamos.Cuando dijo eso recordé que a algún compañero mío de la primaria le habían quemado unas verrugas y le habían dejado una cicatrices enormes, lo cual también me había causado mucho temor en
su momento.
Los pensamientos mencionados
junto con la visión de la jeringa hicieron que mi presión se fuera por los
suelos:
-Qué te pasa, es solo una jeringa- decía mi madre sorprendida.suelos:
Al final me quemaron la verruguita sin que sintiera la menor sensación.
El médico nos contó entonces que había atendido boxeadores que podían recibir golpizas tremendas en el ring y que sin embargo sentían un gran temor a las inyecciones. Esto muestra el poder
que tienen la concentración (en este caso en la pelea o en la jeringa que se
acerca al brazo), la motivación (por ganar una competencia), las experiencias
del pasado (las asociaciones positivas con el deporte o los recuerdos temibles
de la infancia) y los pensamientos.
acerca al brazo), la motivación (por ganar una competencia), las experiencias
del pasado (las asociaciones positivas con el deporte o los recuerdos temibles
de la infancia) y los pensamientos.
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