lunes, 30 de enero de 2012

¿Cómo se aprende a centrar la atención?

Por Ari Rajsbaum


Para aprender a centrar la atención como hacen los grandes dueños de sus sensaciones, como los deportistas, los chamanes y los yoguis se necesitan entre otras cosas lograr lo siguiente:

1)      Concentrarse en algo.
2)      Practicar una y otra vez la disciplina que requiere la atención.
3)      Dar un sentido, sentir que lo que se está haciendo tiene un valor importante.

La práctica de técnicas de meditación tiene resultados impresionantes. Existen muchas formas de meditación desde el baile y la música de los místicos sufís, los movimientos del yoga o la concentración en la respiración budista. Cualquiera que sea la técnica se requiere práctica, práctica y más práctica.

Una de las cosas que logra la meditación es que reduce la actividad de una zona del cerebro que se llama “cíngulo”, esta parte sirve para conectar diferentes partes del cerebro y en personas que sufren de depresión crónica y de otros malestares es una región que trabaja excesivamente.  Dicho en términos llanos, lo que quiere decir es que los pensamientos, las emociones, las imágenes de nuestra mente están fuertemente conectadas y cualquier pensamiento fugaz (por ejemplo “creo que me miró feo”) puede despertar una emoción y esta una sensación física y viceversa. Al reducir la actividad del cíngulo las emociones pueden hacer a un lado pensamientos o sensaciones pasajeras. De esta forma también se puede lograr un gran control del dolor, ya que las sensaciones físicas dolorosas pueden ser dejadas a un lado mientras la mente decide sobre que desea concentrarse.

Entradas relacionadas
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Shaolines: Meditación y control del dolor.

Algunos factores que ayudan a dominar el dolor





Por Ari Rajsbaum



Existen varios factores que
ayudan a controlar el dolor. Uno de ellos es la capacidad de centrar la
atención en alguna otra cosa. Cuando la gente participa en un deporte
competitivo que requiere mucha atención, por ejemplo, durante un juego de
futbol, la mente está centrada en los movimientos del balón y en los demás
jugadores, esto impide que la mente se centre en las sensaciones dolorosas.
En deportes que dejan correr libres los pensamientos, como la natación o las carreras largas,
los pensamientos se pueden centrar en cada una de las sensaciones corporales,
“ya siento un dolorcillo en la rodilla, se me está acelerando mucho la
respiración”. Es bien conocido entre los maratonistas que estos pensamientos
pueden ser sus peores enemigos y por eso
es que escuchar música mientras se corre es tan útil. Por la misma razón
es que en las carreras profesionales no se permite el uso de IPods y aparatos
semejantes.
Cuando tenía 17 años mi madre me
pidió que la acompañara con un amigo médico. Cuando llegamos le comenté:
-Miguel, ya que estamos aquí, ¿me
podrías decir que es esta bolita que tengo en la mano?
El Dr. Miguel Benbasat, ni tardo
ni perezoso, abrió un mueble y sacó una jeringa de vidrio que a mis ojos se
veía gigantesca, una jeringa como las que yo había visto de niño en el
laboratorio en el que trabajaba mi madre y que habían despertado en mi mente
toda clase de fantasías terroríficas.
-No te preocupes- dijo el doctor-
en este mismo momento te la quitamos.
-No, no hace falta- dije yo,
temblándome un poco la voz- nada más preguntaba por curiosidad, no te molestes.
-No es ninguna molestia- en un segundo te la quitamos.
Cuando dijo eso recordé que a algún compañero mío de la primaria le habían quemado unas verrugas y le habían dejado una cicatrices enormes, lo cual también me había causado mucho temor en
su momento.
Los pensamientos mencionados
junto con la visión de la jeringa hicieron que mi presión se fuera por los
suelos:
-Qué te pasa, es solo una jeringa- decía mi madre sorprendida.
Al final me quemaron la verruguita sin que sintiera la menor sensación.
El médico nos contó entonces que había atendido boxeadores que podían recibir golpizas tremendas en el ring y que sin embargo sentían un gran temor a las inyecciones. Esto muestra el poder
que tienen la concentración (en este caso en la pelea o en la jeringa que se
acerca al brazo), la motivación (por ganar una competencia), las experiencias
del pasado (las asociaciones positivas con el deporte o los recuerdos temibles
de la infancia) y los pensamientos.

lunes, 16 de enero de 2012

Algunas historias sobre control del dolor.

Por Ari Rajsbaum

Existe una historia muy conocida entre todos los aficionados a la hipnosis psicoterapéutica en México. La Dra. Teresa  Robles, fundadora de la hipnosis ericksoniana en México, se sometió a una operación de la vesícula sin anestesia mientras el Dr. Jorge Abia, la ayudaba por medio de sugestiones hipnóticas. Sí, señoras y señores, se operó sin anestesia, y esta historia es tan conocida entre psicoterapeutas no porque la Dra. Robles se lo ande contando a sus cuates, sino porque existe un video de toda la operación que se usa con frecuencia en los cursos de hipnosis para el control del dolor. Entre los cosas que más me impresionaron al ver el video, es que la Dra. estaba consciente e iba relatándole al Dr. Abia sus sensaciones físicas para que él pudiera ir expresando sugestiones adecuadas a cada momento. No sé acerca de ustedes, pero creo que yo me desmayaría con simplemente sentir el bisturí tocando mi piel.

¿En qué situaciones extremas se ha visto que la gente siente poco dolor? Existen ciertas situaciones típicas; algunas de ellas son ceremonias de tipo religioso, como los rituales de paso en las que adolescentes son sometidos a situaciones de fuerte presión física. En algunas ceremonias religiosas, como el Charak Puja de Bengala, la gente se somete a ayunos durante largos periodos hasta que en el momento del clímax, los participantes se cuelgan de ganchos, se perforan el cuerpo o tiran sobre vidrios.

Otras situaciones comunes son las guerras; en ellas se han registrado multitud de situaciones en las que personas con heridas desean seguir luchando sin quejarse del dolor. También en enfrentamientos simbólicos, por ejemplo, en competencias deportivas, los participantes continúan jugando a pesar de estar seriamente lastimados.

Cómo podrás notar por los ejemplos anteriores, los factores mentales son determinantes en la cantidad de dolor que puede resistir la persona, algunos de estos factores son la motivación (por ejemplo, el deseo de ganar una competencia deportiva, la responsabilidad hacia los compañeros en una guerra), la práctica previa y la capacidad de concentrarse en algo que se considera más importante que las sensaciones que se están sintiendo.

Tan importantes como los factores psicológicos son los elementos de tipo social y cultural; en los ejemplos anteriores, todos aquellos que están por encima del dolor reciben un fuerte apoyo de otras personas, y sienten que lo que están viviendo tiene un sentido.

Tal vez te estés preguntando “¿y que tiene todo esto que ver con la educación de mis hijos?”,  yo pienso que lo  siguiente: la vida está llena de situaciones que pueden ser vividas con mucho dolor, tanto de tipo físico como emocional, y que la gente tiene la capacidad de vivir estas situaciones como una tragedia dolorosa o como una situación llena de valor, y todo esto tiene que ver con el tema del autorregulación. 

El control del dolor y los beneficios del autocontrol



Por Ari Rajsbaum


Posiblemente hayas escuchado hablar de los grandes prodigios que llevaban a cabo los antiguos chamanes para controlar el dolor. Por ejemplo, la antropóloga Anne Chapman cuenta que entre los indios selk’nam de la Tierra del Fuego (ver foto) ella fue testigo de cómo un chamán se clavaba un flecha debajo de la clavícula. Aquellos que hemos tenido la suerte de trabajar de cerca con grupos indígenas tradicionales hemos escuchado historias semejantes en muchas ocasiones. 

Por ejemplo, en una reunión comcaac en Sonora, el chamán más viejo de la tribu me mostró una herida debajo de la clavícula (en el mismo lugar del cuerpo en el que el chamán sell’nam se había infligido la herida) y me comentó que se dio un balazo frente a toda la tribu, que la herida no le hizo daño y tardó pocos días en cicatrizar. Los hombres sentados en la asamblea asintieron y afirmaron haber sido testigos de lo anterior. 

¿Cómo hacen los chamanes para controlar el dolor? ¿Qué tanto se puede controlar este? ¿Porqué hay personas que resisten el dolor mucho más que otras? La educación que se da a los niños ¿influye en el grado de dolor, tanto físico como emocional, con el que vivirán la vida?  En las próximas entradas hablaré sobre estos temas.  




Una razón más para decir “no”.

Por Ari Rajsbaum


Todos sabemos que los niños pequeños necesitan la cercanía de algún adulto en un cierto rango para sentir seguridad. Si tienes hijos sin duda has podido observar como los pequeñines pueden entrar en un estado de terror al pensar que el adulto de su confianza no se encuentra presente.  Las reacciones de presencia de adulto/seguridad vs. ausencia de adulto/miedo tienen motivos de sobrevivencia evidentes: un niño en la naturaleza sin el cuidado de un adulto no sobreviviría por mucho tiempo, por lo tanto, nuestra naturaleza genética ha hecho que los niños reaccionen sintiendo seguridad frente a adultos cercanos y de confianza. 

Ahora ¿qué sucede cuando un padre/madre en lugar de comportarse como adulto se comporta como niño? Recientemente escuché a Nir Koren decir que si los padres se mantienen al nivel de los niños estos sienten miedo porque, si los niños perciben a sus padres como niños, entonces ¿Quién los cuidará? 

Comportarse como adultos quiere decir muchas cosas, entre ellas; actuar pensando en el beneficio a largo plazo y no en el beneficio del momento, tener la fortaleza para ganarle a las emociones y no dejarse llevar por el entusiasmo o la violencia y saber que el papel principal de los padres es eso; ser padres, cuidar a los hijos, protegerlos, guiarlos, educarlos, consolarlos en los momentos de necesidad.  Si nos comportamos como niños generamos inseguridad, si nos mantenemos e nuestro papel contribuimos a brindar el sentimiento de vivir en un mundo seguro.





viernes, 13 de enero de 2012

Abriendo el camino de las adicciones a nuestros a nuestros hijos


Por Ari Rajsbaum

Si leíste nuestra entrada anterior (El precio de no ser constantes) habrás leído que, cuando uno puede anticipar una recompensa, pero sin ser seguro que esta vendrá, nuestro cerebro genera mucha más dopamina y sentimos una emoción aun más placentera. Esto es lo que genera tanto entusiasmo antes de, por ejemplo, una competencia deportiva en donde no se sabe quién será el ganador. Paradójicamente, este mecanismo es el que genera también la motivación en los jugadores compulsivos, que creen que ahora sí van a ganar, pero nunca están seguros de ello. 

Los trastornos en el circuito de la dopamina son los que están en la base de todas las adicciones y, al generar en nuestros hijos la incertidumbre acerca de la recompensa que tal vez ganarán, en caso de insistir lo suficiente para romper una regla, estamos generando en su mente una dinámica muy semejante a la que subyace a las adicciones. Así que aquí tenemos una razón más para ser constantes en el sostenimiento de las normas.

El precio de no ser constantes

Por Ari Rajsbaum

Los neurocientíficos han descubierto qué, cuando sabemos que vamos a recibir una recompensa, nuestro cerebro secreta una sustancia que se llama dopamina. Esta sustancia nos hace sentir muy bien y se secreta antes, como anticipo de la recompensa. La dopamina nos hace sentir emoción antes de llegar a casa de nuestro/a amado/a, al salir de la casa antes de unas vacaciones o al saber que vamos a ir a un lugar en el que comeremos algo que nos encanta. Es el placer que viene antes de la recompensa. La secreción de dopamina es lo que nos motiva a buscar metas con entusiasmo, cuando sabemos que vamos a recibir algo bueno . 

¿Qué pasa con la dopamina cuando tal vez podamos conseguir un premio, sin que esto sea seguro?  Para eso vale la pena repasar lo que se hizo en dos experimentos:

1)      A un mono se le enseñó lo siguiente: cuando una luz se encendía, significaba que si el animal jalaba una palanca un cierto número de veces recibiría un alimento sabroso. Wolfram Schultz descubrió entonces que el cerebro secretaba dopamina al ver la luz, es decir, que sentía emoción al anticipar que recibiría una recompensa.
2)      Años después,  Cristopher Floirillo y sus colegas realizaron el mismo experimento, pero el mono solo recibía la recompensa el 50% de las veces que se prendía la luz. Es decir, el mono veía la luz prendida y sabía que, si jalaba la palanca, quizá recibiría una recompensa, pero tal vez no la recibiría. Lo que descubrió Floirillo es impresionante: el mono secretaba el doble de dopamina que en el experimento anterior. Es decir: la incertidumbre de la recompensa causa el doble de emoción.

Y ¿qué tiene todo esto que ver con nuestros hijos? Qué si tú has decidido una regla; por ejemplo, que solo le compras dulces en la tienda los fines de semana, y a veces logras resistirte a los ruegos de tu hijo, pero a veces no, si por ejemplo, el miércoles en la tarde estás ya cansado y le dices, “bueno ya deja de dar lata” y le compras su golosina, fortaleces aún más en tu hijo la motivación de insistir para lograr su cometido. Así que por eso, aunque sea muy difícil, la constancia en el mantenimiento de las normas es tan importante.
 
Recuérdalo: Al aprender a fortalecer nuestra voluntad y autocontrol, enseñamos a nuestros hijos a fortalecerse a ellos mismos.

Les recomiendo ver un video acerca de este tema
http://www.dailymotion.com/video/xawbgz_dopamina-y-anticipacion-del-placer_school

English Version, Best Commercial Ever

Es dificil mantenernos firmes


Por Ari Rajsbaum
Si queremos enseñar autocontrol a nuestros hijos, lo primero que debemos hacer es dominar nuestras propias emociones, al fin y al cabo, nuestros hijos aprenden de lo que hacemos más que de lo que decimos. Cada persona es diferente,  alguna situación que para mí genere enojo o celos terribles a otra persona podría resultar indiferente, cada quien tiene sus propios retos emocionales. Sin embargo, hay ciertas situaciones que son difíciles para todos: los momentos en los que nuestros hijos pierden el control y nosotros debemos mantenernos dueños de nosotros mismos.  Así que debemos saber decir que no y mantenernos firmes en ello sin vernos inundados por las conductas de nuestros hijos. Sin embargo todos sabemos que a veces es muy difícil sostener una negativa. (Ver un ejemplo en la siguiente entrada)

Especialmente cuando los niños son pequeños y pierden el control es fácil que sintamos culpa, vergüenza o furia y que respondamos dándonos por vencidos o, peor aún, que nosotros mismos nos descontrolemos, al igual que los niños, y que reaccionemos violentamente. Me parece que algo que nos puede ayudar es el pensar que el educar a nuestros es hijos en los momentos difíciles es algo que nosotros también tenemos que aprender por medio de la práctica y el esfuerzo, y qué la recompensa por hacerlo es, al igual que en el experimento de los bombones, doblemente buena, aunque los resultados no se vean de inmediato.

Marshmallow test reproduced by Dr David Walsh @ wcco

jueves, 12 de enero de 2012

El autocontrol genera felicidad

El autodominio genera felicidad: los padres podemos enseñarlo.
Por Ari Rajsbaum

Entre los muchos factores que influyen en el curso que toman nuestras vidas, se ha identificado un rasgo de carácter que tiene un peso enorme para generar éxito en todos los sentidos. Se trata de la capacidad de autodisciplina. En un experimento diseñado en los años 60s, se le ofrecía a niños de cuatro años un bombón y se les daba dos opciones: “te puedes comer el bombón ahora, o puedes esperar quince minutos y, en lugar de uno, recibirás dos”. Lo interesante del experimento es que después de medir la capacidad de espera de cada uno de los niños, se les siguió durante 18 años y encontraron que, aquellos que a los cuatro años pudieron controlar el deseo de satisfacer sus impulsos de forma inmediata eran más exitosos siendo adolescentes o adultos jóvenes. Tenían mejores calificaciones en la escuela, eran más sociables y apreciados, sufrían menos de estrés.

Los resultados de este experimento tan simple, apoyados hasta ahora por una gran cantidad de evidencia, son fáciles de comprender: alguien que puede controlar sus impulsos se podrá detener a pensar antes de agredir a otros o de involucrarse impulsivamente en relaciones peligrosas, podrá generar la disciplina necesaria para estudiar, hacer un deporte o trabajar, se podrá poner objetivos a mediano y largo plazo.

Ciertamente, existen factores genéticos que facilitan el que algunos seamos más o menos impulsivos, pero el autocontrol es también un hábito y los padres tenemos mucho que ver en que nuestros hijos lo adquieran. Se trata simplemente de saber decir que no en los momentos adecuados y de tener nosotros mismos la autodisciplina para mantenernos firmes en las normas que sostenemos.

Ver el video sobre esta investigación en la siguiente entrada (en inglés).



miércoles, 4 de enero de 2012

Cuatro reglas para premiar correctamente

Actualmente los padres de familia recurren frecuentemente a los premios para motivar a los hijos con respecto a las labores escolares.
"Tu puedes salir bien en la escuela, eres muy inteligente."
"Eres muy bueno para las matemáticas."

A veces inclusive agregan una critica al premio .
"Tomás sabes que eres inteligente, pero muy flojo."

Otras veces recurren a los premios materiales.
"José si sales bien en la prueba de matemáticas te llevamos al cine ( o a Orlando)."

¿Es correcto y útil premiar de esta manera al niño? ¿Como premiar adecuadamente? ¿Que debemos hacer y que no debemos hacer para motivar adecuadamente a nuestros hijos?

1. Es mejor premiar con palabras y reconocimiento social que con regalos, viajes u objetos.

Se ha demostrado que el reconocimiento y la apreciación son igualmente eficientes que los premios materiales. Sin embargo es preferible usar los reconocimientos sociales, pues no queremos que nuestros hijos dependan siempre de motivadores externos para actuar correctamente. Queremos que los hijos aprendan a actuar de manera correcta, simplemente porque es bueno para ellos

2. Es mejor reconocer al niño sin agregar criticas.

Cuando los padres agregan una critica al reconocimiento, el niño frecuentemente escucha la misma como un regaño. Ademas la alabanza puede ser percibido con culpa por parte del niño. "Soy una mala persona, pues aunque soy inteligente voy muy mal en la matemáticas."

3. Es mejor reconocer ocasionalmente al niño, que hacerlo continuamente.

Los reconocimientos ocasionales son mas efectivos pues invitan un mayor esfuerzo por parte del niño y fomentan mayor independencia.

4. Es mejor premiar el esfuerzo que la habilidad.

Aunque es muy común reconocer las habilidades, la inteligencia o los resultados, este tipo de premios frecuentemente tienen efectos nocivos en el niño. Fomentan que el niño haga menos esfuerzos en sus tareas escolar pues, si es inteligente, pues lo va a lograr de todas formas; y si no es inteligente para que se esfuerza.
Síntesis
Borba M. (2009) The big book of parenting solutions. Ed. Jossey-Bass