Por Irmgard von Wobeser
Todos los niños son diferentes y por lo
tanto experimentan retos de conducta y aprendizaje diferentes. Algunos les
cuesta trabajo controlar sus emociones o no saben expresar sus ideas
verbalmente. Otros no saben llevarse bien con sus compañeros o se les dificulta
seguir las reglas del salón de clase. Sin embargo hay una cosa común en todos
ellos: el continuo aprendizaje del niño requiere habilidades de autorregulación
fuertes.
Para Ellen Galinsky (2010), experta en
desarrollo infantil es crítico que los niños puedan regular su conducta, sus
emociones y sus pensamientos. Un niño que sabe parar de jugar para ordenar el
cuarto cuando se lo pide su mamá, o que comparte juguetes con sus compañeros
está mostrando regulación de sus conductas, emociones y pensamientos.
Los bebés responden automáticamente
cuando escuchan un ruido fuerte mirando hacia la dirección en la que se produjo
el ruido. Muchas otras funciones se vuelven automáticas, pero solamente después
de una practica intencional. Coordinar y balancear los movimientos para llevar
la comida a la boca al inicio se lleva a cabo intencionalmente hasta que se
hace automático. Se le llama internalización al proceso de hacer automática la
autorregulación. Algunas funciones de autorregulación como saludar
apropiadamente o resolver un problema matemático requieren esfuerzo
intencional. Por ello los niños que practican la autorregulación intencional
aprenden más y se desarrollan mejor.
Las habilidades básicas de la autorregulación
se aprenden en los primeros 5 años de la vida del niño y los padres pueden ejercer
un papel importante en la regulación de conductas, emociones y pensamientos.
¿Cómo pueden ayudar los papás?
- Modelando la conducta apropiada. Los niños hacen y aprenden lo que ven que hacen los padres. Si quiero que mi hijo aprenda a controlar su enojo, es importante que lo modele: hablando con calma, reaccionando firmemente pero de manera controlada, practicando el relajamiento entre otros.
- Dando claves y tips. Los padres pueden usar direcciones simples, gestos y contacto físico para proveer a los niños pequeños de claves valiosas que les ayuden a regular sus emociones, su conducta y su atención. Si quiero que mi hijo salude a los parientes, debo animarlo, recordarle con gentileza, acompañarle, sugerirle que sonría o alentarlo hablándole con voz baja en el oído.
- Gradualmente retirando la ayuda adulta. En cuanto el niño empiece a internalizar las conductas, emociones y pensamientos adecuados para el contexto, es importante que el padre se retire. Cuando los niños juegan entre sí compartiendo y resolviendo los problemas que surgen entre ellos, es importante que el padre permita que los niños regulen sus relaciones interpersonales.
Galinsky ,E (2010) Mind in the making: The seven essential life skills every child needs. New York: Harper Collins Publishers
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