Por Irmgard von Wobeser
A todos nos sucede que experimentamos señales físicas cuando
nos enojamos. Nuestra respiración se agita, nos sudan las manos, se enrojece
nuestra cara, se tensan nuestros músculos, se nubla la vista, se acelera
nuestro corazón, se siente un vacío en el estómago, se tensan las
mandíbulas o se seca nuestra boca.
Es muy útil enseñar a nuestros hijos a reconocer estas
señales para poder aprender a controlar sus propias emociones..
La experta en educación Sue Atkins recomienda una técnica
para recuperar el control.
La técnica del semáforo
Imagínate que estás enfrente de un semáforo y ves que la luz
roja se enciende. Esto significa que ya estás enojado y que debes detenerte. La
luz te indica PARA o STOP, indica
que te detengas, que no digas ni hagas algo de lo que te puedas
arrepentir.
Nota el reflejo brillante de la luz roja que te manda el
mensaje que te pares y te retires, es una señal de alarma.
Ahora imagínate a tu personaje favorito de TV que se acerca
y te hace una pregunta realmente importante. Escucha que te dice:
"¿Qué es lo mejor que puedes decir y hacer ahora, que haga que te sientas muy
bien y que todos ganen?"
Como padre o madre, practica esta técnica cuando sientas que
pierdes el control y cuando pierdes la paciencia con tu hijo. La mejor manera
de enseñar una habilidad a tus hijos, es modelando la conducta apropiada.
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