domingo, 3 de junio de 2012

Habilidades para la vida


Por Irmgard von Wobeser 

Todos los niños son diferentes y por lo tanto experimentan retos de conducta y aprendizaje diferentes. Algunos les cuesta trabajo controlar sus emociones o no saben expresar sus ideas verbalmente. Otros no saben llevarse bien con sus compañeros o se les dificulta seguir las reglas del salón de clase. Sin embargo hay una cosa común en todos ellos: el continuo aprendizaje del niño requiere habilidades de autorregulación fuertes.

Para Ellen Galinsky (2010), experta en desarrollo infantil es crítico que los niños puedan regular su conducta, sus emociones y sus pensamientos. Un niño que sabe parar de jugar para ordenar el cuarto cuando se lo pide su mamá, o que comparte juguetes con sus compañeros está mostrando regulación de sus conductas, emociones y pensamientos.

Los bebés responden automáticamente cuando escuchan un ruido fuerte mirando hacia la dirección en la que se produjo el ruido. Muchas otras funciones se vuelven automáticas, pero solamente después de una practica intencional. Coordinar y balancear los movimientos para llevar la comida a la boca al inicio se lleva a cabo intencionalmente hasta que se hace automático. Se le llama internalización al proceso de hacer automática la autorregulación. Algunas funciones de autorregulación como saludar apropiadamente o resolver un problema matemático requieren esfuerzo intencional. Por ello los niños que practican la autorregulación intencional aprenden más y se desarrollan mejor.

Las habilidades básicas de la autorregulación se aprenden en los primeros 5 años de la vida del niño y los padres pueden ejercer un papel importante en la regulación de conductas, emociones y pensamientos.

¿Cómo pueden ayudar los papás?

  • Modelando la conducta apropiada. Los niños hacen y aprenden lo que ven que hacen los padres. Si quiero que mi hijo aprenda a controlar su enojo, es importante que lo modele: hablando con calma, reaccionando firmemente pero de manera controlada, practicando el relajamiento entre otros.
  • Dando claves y tips. Los padres pueden usar direcciones simples, gestos y contacto físico para proveer a los niños pequeños de claves valiosas que les ayuden a regular sus emociones, su conducta y su atención. Si quiero que mi hijo salude a los parientes, debo animarlo, recordarle con gentileza, acompañarle, sugerirle que sonría o alentarlo hablándole con voz baja en el oído.
  • Gradualmente retirando la ayuda adulta. En cuanto el niño empiece a internalizar las conductas, emociones y pensamientos adecuados para el contexto, es importante que el padre se retire. Cuando los niños juegan entre sí compartiendo y resolviendo los problemas que surgen entre ellos, es importante que el padre permita que los niños regulen sus relaciones interpersonales.   
   
 Galinsky ,E (2010) Mind in the making: The seven essential life skills every child needs. New York: Harper Collins Publishers



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