lunes, 19 de marzo de 2012

Más sobre apapachos

Por Ari Rajsbaum

La imagen de una madre cargando a su bebé en el rebozo tiene una cierta magia. Nuestros pintores y escultores no se han cansado de representar ese amor entre dos personas que se manifiesta en la cercanía física y en el cuidado de un adulto a un pequeñín. Y la ciencia ¿qué dice de todo ello? ¿Se han hecho estudios acerca de los efectos del cuidado físico a bebés?

El tema del cuidado físico es uno de los más estudiados por la psicología desde hace varias décadas y se sabe, sin asomo de duda, que el amor y el apoyo corporal a los bebés es importante desde muchos puntos de vista. Por ahora, quisiera comentar un estudio en el que se midió cuánto tiempo pasaban las madres de distintos niños cargándolos. La medición se hizo durante la segunda mitad del primer año de vida (entre 6 y 12 meses de edad). 

Ruth Munroe y sus colaboradores midieron posteriormente, cuando los niños tenían 5 y doce años, una serie de aspectos del pensamiento y las emociones de los niños.  Los investigadores encontraron un relación directa entre el tiempo que habían pasado los pequeños cargados por sus madres y una serie de indicadores de emociones positivas; los niños que pasaron mayor tiempo cargados preferían con mayor frecuencia dibujos o fotografías de caras sonrientes, se mostraban más perseverantes en tareas difíciles y mostraban una actitud más altruista en los juegos que los niños que habían pasado menos tiempo levantados.

Algo que también se ha observado es que más importante que el tiempo de contacto físico es la coordinación entre las necesidades del pequeño  la respuesta de los adultos; es decir, que los adultos sepan responder con apoyo físico cuando los niños lo necesitan, pero que también se les deje tranquilos cuando así lo deseen. Pero, como todo aquel que tiene hijos sabe, esto puede llegar a ser bastante complicado, especialmente cuando se trata desea de bebés que no saben decir lo que quieren, o cuando están molestos por quién sabe qué razón. 

El contacto físico también puede llegar a ser sentido por los niños (y por los adultos) como algo invasivo y molesto. Además, cada persona es diferente, mientras a algunos les puede venir muy bien estar abrazados mucho tiempo, a otros esto les puede resultar molesto, y esto también es válido para los padres y las madres que a veces se pueden sentir abrumados por el deseo de contacto de sus hijos. En fin, la vida y las relaciones  son mucho más complicadas en la vida real que en los textos y los artículos académicos. Así que no se preocupe por las dificultades que le presenta su maternidad/paternidad, al fin y al cabo estas implican un desafía a superar como cualquier otro aprendizaje y crecimiento.

Fotografía: Juan Rulfo

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